Las tierras de Lumajo están recorridas de norte a sur por el río de la Almozarra, un bello riachuelo de montaña que nace en plena divisoria y que confluye con el Sil en Villaseca de Laciana. Lo hace compartiendo su nombre con el valle que recorre, ya que el de Lumajo también es conocido como valle de la Almozarra.
Un rasgo destacado y fácilmente constatable -especialmente en su cabecera- es el contraste existente entre el relieve de las laderas hasta una cota aproximada de 1900 metros y el de las cumbres que superan dicha cota. En el primer caso se aprecia un relieve suave y alomado con abundantes áreas más o menos planas y mal drenadas que aparecen encharcadas. Por su parte, las segundas presentan superficies mucho más irregulares y un aspecto más escarpado. Todo indica que esta diferencia se debe a que durante la última glaciación la cabecera de este valle y de otros cercanos estuvo cubierta por un «campo de hielo», es decir, una masa de hielo glaciar originada a partir de la acumulación y compactación de nieve que ocupaba un área muy extensa y por encima de la cual sólo sobresalían las cumbres más elevadas, como el Cornón (2188 m), el Aspía (1972) o La Regada (1954). El hielo glaciar de este campo de hielo erosionó intensamente la superficie sobre la que se situaba y suavizó su relieve de forma generalizada, algo que no sucedió por encima de la cota máxima que alcanzaba (de ahí las diferencias que se aprecian en la actualidad al comparar el relieve por encima y por debajo de dicha cota).
Pero lejos de haber sido ajenos a los efectos del hielo glaciar, los picos más elevados del entorno de Lumajo exhiben otras formas erosivas características de los procesos glaciares. Es el caso, por ejemplo, de los circos glaciares presentes en los picos Cornón (2188 m) y Muxivén (2027 m). Consisten en depresiones con forma de anfiteatro delimitadas por paredes más o menos escarpadas que actuaron como zonas de acumulación de nieve. Esta, una vez comprimida y tras alcanzar un volumen crítico, comenzaba a desplazarse ladera abajo erosionando el sustrato y ampliando cada vez más el tamaño de los circos. Algunos de ellos presentan un fondo plano con una pendiente relativamente alta y están delimitados por paredes poco escarpadas, mientras que otros cuentan con un fondo de escasa pendiente delimitado por paredes muy escarpadas. El fondo de estos últimos suele estar ocupado por turberas o lagunas, como las que aparecen en el interior de los circos glaciares de la ladera suroriental de los picos Cornón y Muxivén.
Desde el campo de hielo que ocupaba la cabecera del valle de Lumajo y desde los circos glaciares de las cumbres más elevadas fluyó el hielo que alimentó al glaciar que ocupó buena parte del valle y que transformó su superficie. En la actualidad, el valle de Lumajo tiene un fondo relativamente plano delimitado por laderas escarpadas, mostrando en conjunto el perfil en «U» característico de los valles glaciares. Además, en algunas laderas pueden identificarse cambios bruscos en la pendiente a partir de cierta cota. Estas inflexiones se corresponden con los «límites de valle glaciar» y atestiguan el nivel alcanzado por el hielo. En el valle de la Almozarra los límites de valle glaciar se sitúan, como mínimo, a 200 metros por encima del fondo del valle, por lo que diversos autores consideran que este fue el espesor mínimo del glaciar de Lumajo.
¿Te ha resultado interesante?
En estos artículos de nuestra revista encontrarás más información:
- Rodríguez García, A., Suárez Rodríguez, Á. y Alonso, V. (2018). Geomorfología glaciar y periglaciar en el valle de Lumajo (Cordillera Cantábrica). GeoLaciana 2018. Aula Geológica Robles de Laciana. Páginas: 29-34.
- Suárez Rodríguez, Á. y Rodríguez García, A. (2017). Geomorfología del sector oriental de Laciana. Procesos que modelan y transforman la superficie terrestre. GeoLaciana 2017. Aula Geológica Robles de Laciana. Páginas: 25-36.