La inmensa mayoría de las rocas de la Cordillera Cantábrica son de tipo sedimentario, mientras que otras, como las ígneas, son relativamente escasas. Sin embargo, la historia geológica de esta cadena montañosa incluye algunos episodios en los que se desencadenaron procesos volcánicos que en la actualidad se manifiestan, precisamente, en la presencia de rocas ígneas en determinados lugares.
Uno de ellos es el Feixolín, una explotación de carbón a cielo abierto actualmente inactiva que se sitúa al noreste de Orallo. El frente de explotación muestra el interior de la parte más elevada del pico Feixolín en el que se reconocen distintas rocas sedimentarias (fundamentalmente areniscas y lutitas) que destacan por su color oscuro y por presentar un aspecto que, lejos de ser compacto, está visiblemente estratificado. Estas rocas forman parte de la cuenca carbonífera de Villablino y su edad es estefaniense (Carbonífero superior, en torno a 300 millones de años). Se formaron en un ambiente continental bastante húmedo que favoreció el desarrollo de plantas, como así atestiguan los numerosos fósiles que contienen y la presencia de varias capas de carbón.
Entre todas estas rocas sedimentarias aparecen intercaladas otras mucho más claras que muestran un marcado paralelismo con ellas, pero también notables diferencias en lo relativo a su aspecto, a su composición y, por supuesto, a su origen. Se trata de rocas ígneas que, por tanto, se formaron a partir de la solidificación de magma a lo largo de algún episodio volcánico que afectó a las rocas de este rincón de la cordillera en el pasado, muy probablemente de forma simultánea a la formación de las rocas sedimentarias entre las que se sitúan. El magma ascendió desde zonas más profundas a través de uno o varios conductos, pero no existen evidencias de que alcanzase la superficie exterior, sino que circuló entre las capas de sedimentos que se estaban depositando en la cuenca y se adaptó a la disposición de los estratos intercalándose entre ellos. Una vez que el magma se enfrió y solidificó dio origen a cuerpos de rocas ígneas de morfología tabular que, por mostrar paralelismo con las rocas sedimentarias, se clasifican como «sills».
Las rocas ígneas del Feixolín tienen una textura heterogénea en la que se identifica una matriz de grano muy fino en la que aparecen embebidos cristales reconocibles a simple vista. Este tipo de textura se denomina «porfídica». En cuanto a su composición, están formadas mayoritariamente por cuarzo y feldespatos y son, por tanto, afines a otras rocas ígneas como los granitos o las riolitas. Estos minerales aportan a las rocas ígneas del Feixolín un carácter ácido y una densidad relativamente baja, y también una coloración blanquecina que, sin embargo, puede verse modificada como consecuencia de su alteración o por la presencia de material carbonoso procedente de las rocas sedimentarias circundantes. En definitiva, unas y otras características permiten clasificar a estas rocas como «pórfidos graníticos».
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- González-Menéndez, L., Castaño de Luis, R., Gallastegui, G., Menéndez, S., Cuesta, A., Suárez Rodríguez, Á. y Rodríguez García, A. (2022). El volcanismo en la historia geológica de la provincia de León. GeoLaciana 2022. Aula Geológica Robles de Laciana. Páginas: 7-20.
- González-Menéndez, L., Gallastegui, G., Cuesta, A. y Castaño de Luis, R. (2017). Rocas ígneas en cuencas carboníferas estefanienses: los pórfidos graníticos del Feixolín-Villablino (Zona Cantábrica, León). GeoLaciana 2017. Aula Geológica Robles de Laciana. Páginas: 9-16.